Atrapada

Estoy muy cansada, embotada, me siento tremendamente pesada. Me pesan los brazos, las piernas; el suelo ejerce una irresistible fuerza de atracción sobre mi cabeza; mi corazón está constreñido por un grillete que arrastra, al otro extemo de la cadena, una obesa bola de plomo. El lastre me impide circular con desenvoltura, me atornilla, me aprisiona dentro de mí misma.

Me asomo a través de la mirilla, afuera la gente sonríe, corre, tiene hijos, trabajos, éxitos. Aplastada por la gravedad, me resbalo por la puerta imprimiendo todo el peso de mi existir sobre de ella. Me recluyo derrotada cerca del piso de mi lóbrega habitación.

Encaramada pienso que quisiera hoy no ser yo; no sé, creo que tampoco quisiera ser tú ni nadie más, pero este yo que soy hoy, que fui, que he sido y que se estima seré siempre, preferiría ya no serlo más. Por otro lado, me da miedo dejar de ser, por eso me resigno y sigo siendo lo que me toca ser: este resquebrajado yo.

Únicamente puedo entender al mundo desde la localidad con vista parcial que se me designó en este teatro de la vida. Puedo ver mis manos, mi ombligo, mis pies, mas para ver mi rostro requiero de un objeto que lo refleje. En cambio tú, tú si puedes ver mi cara; yo puedo ver la tuya. ¿Cómo soy? Te pregunto, pero tu respuesta es igualmente parcial que mi visibilidad. No puedo escapar de mí.

Mis preocupaciones, mis ideales, mis luchas llevan tanto tiempo lejos de mí, o yo de ellos —como se quiera ver— que comienzan a lucir borrosos, temo que algún día queden completamente cubiertos por el polvo del olvido.

Estoy anegada en tristeza y apenas logras vislumbrar una tajada de mi desolación. Estoy sola, atrapada en mí misma.

Fotografías de: David Léspar / Instagram: @david_lespar / Facebook: David Léspar

Para leer sobre el artista y su colaboración con En Sueño, da click en el botón de abajo.

3 comentarios

Deja una respuesta