Shawna Tavsky es una pelirroja menudita que al abrazarla siente uno que le toca hasta el alma. Su cabello encendido es reflejo de su espíritu vivaz y apasionado. Shawna me hace recordar la expresión con la que Franza Kafka se refiriera a su amada Milena: “Es un fuego vivo, como jamás he visto, pero a la vez es delicadísima, graciosa y todo lo arroja en el sacrificio.”
Shawna actualmente dirige la Casa de Arte y Circo Contemporáneo en la colonia de Coyoacán de la Ciudad de México. Un espacio en donde, según me explica Shawna, se busca que los niños y jóvenes exploren su propia identidad, así como diferentes maneras de expresarse no sólo a través de la acrobacia y la disciplina circense, sino también mediante la sensibilidad y creatividad artística.
Originalmente soy de una granja en el sur de Manitoba. Pero de niña viví en África y en Pakistán. Han pasado diez años desde que Shawna llegó a México para asistir a una amiga circense durante una temporada. Nunca se imaginó que éste se convertiría en su nuevo hogar. Shawna se disculpa de cuando en cuando por su imperfecto español – aún comete algunos errores al hablar— pero lo sorprendente es que en su discurso no hace falta una gramática impecable para poder manifestarse con grandilocuencia. Además de que sus ideas son profundas y claras, su formación como actriz se hace notar en cada uno de sus gestos y movimientos corpóreos.
No nos conocíamos mucho antes de esta colaboración, pero su trabajo como fotógrafa me parecía fantástico e ideal para el proyecto. Después de seis meses logramos hacer coincidir nuestras agendas. Me citó un miércoles por la mañana en su estudio de foto dentro de las instalaciones de CAyCC. Me dijo: no te traigas nada más que a ti misma, tengo todo listo. Cuando llegué a la habitación, ésta ya se encontraba cubierta por cortinas negras que impedían el paso de toda luz natural, un reflector estaba previamente instalado y la música de Manos Milonakis se escuchaba y creaba un ambiente evocativo. Manos Milonakis quien es de Salónica, Grecia, es el músico que me encanta y con quien con frecuencia me gusta trabajar.
Su experiencia en el arte dramático le ha dado a Shawna las tablas para dirigir con destreza a sus modelos fotografiados. Me pide que gire a la cámara imprimiendo tal o cual emoción; que toque mis manos pensando en esto o en lo otro; me lo ejemplifica ella misma, la observo y lo entiendo; me permite que improvise y que me deje ir con la música, con el tren de pensamiento de nuestro sueño, nuestra historia. Sigue, estoy pintando con luz, me anuncia emocionada detrás de la cámara.
Después de aquella catártica sesión fotográfica tuvimos una conversación íntima y hermosa que me hizo quererla de inmediato. Me contó, entre otras muchas cosas, que para ella es importante que la gente a través de las fotos que ella hace, se sienta libre, con confianza, que exploren movimientos, que se amen. Shawna me dio esa mañana un regalo gigantesco que yo no esperaba.
Cuando le pregunté por el origen de su apellido, me contestó lo siguiente: Mi nombre legal en Québec es Toews (pronunciado taves). Mi nombre legal en el resto del mundo es Nelles ([el apellido del] papá de mi hijo). El nombre de mi papá es Toews, el de mi mamá es Loeppky. Estaba cansada de tener nombres de hombres. Por eso decidí nombrarme como quiero. Entonces yo decidí darme el nombre Tavsky, que suena ruso, como Tarkovsky, y es entre Taves y Loepky. ¿Ves? Soy rara.
Y concuerdo con ella, Shawna es rara porque raro es encontrarse con gente tan bella y genial.
Ver su colaboración en En Sueños aquí:
En Sueños 
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