Sinfonía cacofónica

le traté de explicar al señor director que yo no era la persona indicada, que apenas y sabía algo de música: las notas —do, re, mi, fa, sol, la, si, do—, la clave de sol, las negritas y las blanquitas, pero que nunca, ni en muchas vidas de intención, hubiese yo podido componer, no digas una sinfonía: no, no hubiese podido siquiera componer Martinillo.

Alberca para todos

A pesar de que durante los veranos en Tampumachay, la temperatura se alzaba sin ninguna mesura, los habitantes del condominio no utilizaban jamás las albercas. Preferían refrescarse encerrados en sus alcobas y automóviles, dentro de los cuales encendían los aires acondicionados a toda potencia para poder combatir los calores infernales.

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